Imprimir esta página
Martes, 06 Febrero 2024 13:38

Immacolato Giuseppe di Gesù

El Venerable Siervo de Dios Inmaculado José de Jesús (nacido: Aldo Brienza) nació el 15 de agosto de 1922 en Campobasso (Italia).

Mientras asistía al Instituto Técnico Superior, a la edad de dieciséis años, comenzó a experimentar dolores intensos acompañados de una fiebre muy alta. Le fue diagnosticada osteomielitis deformante de las extremidades, lo que le obligó a permanecer postrado en cama hasta su muerte.

El 25 de marzo de 1943 ingresó en la Orden Seglar del Carmelo, ofreciéndose como víctima para la santificación de los sacerdotes. Sintiendo fuertemente la vocación carmelitana, con un privilegio especial, la Santa Sede, el 2 de marzo de 1948, le permitió hacer la profesión solemne de votos religiosos en la Orden de los Carmelitas Descalzos. Esto sucedió el 11 de mayo de 1948.

Viviendo con su familia, recibía constantemente visitas de compañeros y fieles, muchos de los cuales pedían consejo espiritual. Vivió un apostolado extraordinario, realizado íntegramente desde el lecho, en la oración y en la constante ofrenda del sufrimiento al Señor. Además, mantuvo correspondencia epistolar con muchos hermanos y hermanas de la Orden Carmelita. Repitió a todos su lema espiritual: "Trabajar es bueno, orar aún mejor, pero sufrir en unión con Jesús lo es todo".

Murió en Campobasso (Italia) el 13 de abril de 1989, a la edad de 67 años.

El Venerable Siervo de Dios realizó un intenso apostolado desde el lecho de su casa. No pudiendo moverse, recibía a personas necesitadas de indicaciones en su camino espiritual. Sus enseñanzas eran muy sólidas. Su fuerza era la oración. Como buen carmelita, hizo de la oración el punto fuerte de su vida. La suya es una espiritualidad eucarística y mariana, acompañada también del aprendizaje de la experiencia de los santos, especialmente de los carmelitas.

Experimentó las fases de aridez descritas por San Juan de la Cruz, manteniendo siempre su abandono en Dios. Fue un hombre de esperanza porque se encomendó al Señor en toda circunstancia, especialmente en las pruebas más arduas. Vivió su enfermedad confiando siempre en Dios, buscando con determinación la vida eterna. Amaba a Dios y al prójimo por encima de todas las demás realidades y, teniendo la impresión de no hacerlo lo suficiente, trataba de superarse sin descanso.

La ofrenda del dolor a Dios en favor de los hermanos representó el elemento central de su caridad hacia los demás. Se ofreció a sí mismo como víctima por los sacerdotes y por los que tienen necesidades de todo tipo, realizando, de manera cada vez más completa, la donación de sí mismo. Sostuvo las misiones de la Iglesia y del Carmelo con el dinero recibido de su familia, revelando una espléndida pasión por las actividades apostólicas de la comunidad cristiana.

El decreto sobre las virtudes heroicas fue promulgado el 18 de febrero de 2022.

 
Visto 811 veces Modificado por última vez en Martes, 06 Febrero 2024 13:41